# Casting para Matt Donovan.

Tenía puestos sus ojos en ella. La mirada desde lejos, esperando a que ella, por casualidad, girase su rostro, y así, sus miradas pudieran encontrarse, como por inercia. Pero no había manera. Matt comenzaba a desesperarse porque aquello que deseaba no ocurría. Una mueca de desagrado, se compuso en sus labios rosados, finos, y algo cortados por mordérselos tanto. Dejó que sus ojos azulados, se clavaran en sus zapatillas de deporte blancas, ligeramente manchadas por la suciedad del suelo. Despegó la mirada del suelo, inclinando la cabeza hacía el cielo, rogándole, a quien estuviera allí arriba, que hiciera lo posible para que ella volviera a amarle como antes. Que volviera a dedicarle una de esas sonrisas coquetas y llenas de vitalidad, que tanto enamoraban al rubio camarero del Mystic Grill. Necesitaba estrecharla contra su cuerpo escultural, y rodearla con sus musculados brazos de deportista. Abrazarla y besarla hasta saciarse. Porque ella era su todo. Desde aquella noche en que él se quedó con ella haciéndole compañía, puesto que lo necesitaba. Se dio cuenta de lo mucho que significaba para él con el tiempo. Y ahora que no estaban juntos, la necesitaba de veras para poder seguir con su vida. Pero alguien parecía no querer que aquello sucediera. Que ellos dos fuesen felices y estuvieran juntos.

Oyó unos pasos acercarse y dejó de admirar el cielo, algo grisáceo por las nubes que lo tapaban, posando sus azulados ojos en uno de más oscuros, aunque del mismo color que los de él. Notó como el corazón se le aceleraba. De cómo todo su cuerpo se relajaba y se tensaba a la vez. Era una sensación extraña, sí, pero agradable. Una media sonrisa, se dibujó en los labios de Matt. – Caroline… - dejó escapar en un tono algo bobo. El tenerla cerca, hacía que Matt se sintiera algo idiota. Se rascó la nuca en señal de nerviosismo. – Hola Matt – saludó entonces ella, en un tono un tanto más distante, cosa que no le gustó para nada, aunque no dijo nada al respecto. Dejó de sonreír de aquella forma, dejando un leve rastro de aquella sonrisa, aunque sin pronunciarla más. Realmente, Matt estaba encantador, pues parecía un niño de catorce años, el cual intentaba declararse a una chica mayor que él. Aunque sin éxito claro. O por lo menos caerle bien. Cierto que ese no era el caso, puesto que solo quería tener una charla como mínimo, ya que ella no parecía querer nada más.

Estuvieron un rato charlando. Como simples amigos, pero nada de miradas cómplices, ni sonrojos. Matt se sintió mal por ello. Habían pasado muchas cosas entre ellos dos, y ahora… todo parecía haberse enfriado. – Hasta luego, Matt – se despidió ella con un gesto de la mano, y una sonrisa cordial, aunque algo más cálida que la de un simple amigo o conocido. – Cuídate, Caroline… - susurró él al aire, pues ella ya se había girado y había comenzado a caminar a donde sus amigas le esperaban. Él hubiera querido despedirla con un dulce beso en los labios, o como mínimo un abrazo cálido. Pero como siempre, todo fue rápido y nada fuera de lo normal.